Hoy volvemos con un truquito del que hemos hablado anteriormente... cómo hacer almíbar casero para nuestros postres.
Su preparación es muy sencilla, sólo necesitamos azúcar y agua a partes iguales, lo ponemos en un cazo y removemos hasta que se disuelva el azúcar.
Una vez disuelto, encendemos el fuego y lo cocinamos a fuego lento sin dejar de remover hasta que rompa a hervir.
Seguimos removiendo hasta conseguir el espesor deseado y retiramos del fuego.
Sólo queda verter nuestro almíbar en un recipiente y darle el uso que necesitemos tanto en caliente como en frío, ya que podemos conservarlo durante un par de semanas en un tarrito hermético de cristal dentro de la nevera.
Variantes:
Podemos darle un toque de sabor añadiendo ZUMO DE LIMÓN a nuestro almíbar.
También podemos incorporarle la PIEL DEL CÍTRICO que más nos guste, una RAMITA DE CANELA, unas HOJAS DE MENTA...
Incluso podemos "emborrachar" nuestro almíbar añadiendo un chorrito de LICOR (de hierbas, de café, de chocolate, limoncello...).
Si queremos una textura más espesa podemos cocinarlo durante más tiempo o aumentar al gusto la cantidad de azúcar que disolveremos en el agua antes de la cocción, así podremos emplearlo, por ejemplo, como sirope para las tortitas.
Y tú... qué sabor prefieres?
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